Cuando darle antibioticos a los niños

• La gran pregunta que se hacen las madres ante una rinofaringitis es cuándo es necesario y cuándo no prescribir antibióticos a sus hijos.

• La respuesta de cuando tomar antibioticos dependerá del cuadro que presente la infección.

Cuando es necesario darle antibioticos a los niños

• En principio hay que aclarar que los antibióticos actúan solo ante las infecciones bacterianas y no sobre los virus, por lo que no existe ninguna razón para administrarlos para una rinofaringitis sencilla que no presenta síntomas complejos o preocupantes.

• Si el trastorno evidencia consecuencias como otitis o complicaciones bronquiales un poco más severas, es necesario prescribir antibióticos.

• En otras situaciones, la decisión se tomará caso por caso, especialmente si existen secreciones purulentas o si hay fiebre elevada en niños menores de 2 años.

Productos quimicos para tratar la hiperactividad

Las sustancias llamadas neurotransmisoras son básicas para el desempeño eficiente de las funciones cerebrales. En el caso de los niños con problemas como los presentados, tres de ellas serían generadas de manera insuficiente: la dopamina, la serotonina y la noradrenalina.

Este trío regula el funcionamiento de las neuronas. Si no son fabricadas en una dosis ideal en determinada área del cerebro, la motricidad acaba por perjudicarse. La causa más plausible de esta falta de neurotransmisores es adjudicada hasta el momento a una alteración genética.

Como influyen los productos quimicos para tratar la hiperactividad

En el 2 % de los niños hiperactivos por causas orgánicas, los médicos tienden a recurrir a ciertos medicamentos que estimulan la Producción de esas sustancias. Ocurre que los mismos no son tan inocuos y pueden acarrear algún tipo de efectos colaterales, como mal humor, insomnio, boca reseca, irritabilidad, alteraciones en el apetito y hasta dependencia.

Algunos de ellos, en dosis elevadas, pueden causar arritmias cardíacas. Es por eso que el diagnóstico y tratamiento con estos medicamentos debe ser extremadamente cuidado y preciso. Se recomienda a los padres que observen a sus hijos durante tres meses como mínimo, en diversos ambientes y situaciones. Si existen síntomas muy evidentes y persistentes, tal vez sea necesario buscar ayuda.

Excesos de vitaminas

Si bien las vitaminas son sustancias indispensables para favorecer el crecimiento de los niños, su exceso puede resultarles perjudicial.

Mientras que las dosis elevadas de vitaminas hidrosolubles se eliminan, las liposolubres se retienen en el hígado.

Excesos de vitaminas en los niños

Cuando se administran grandes cantidades de vitamina A se producen síntomas neurológicos parecidos a los de la meningitis. Este fenómeno es bien conocido por los esquimales y los exploradores polares que evitan comer el hígado de los osos que habitan en esas regiones.

En cuanto a la vitamina D, si se la administra en grandes cantidades también produce un cuadro de irritación meninges y calcificaciones renales.

Factores complices para la rinofaringitis

Hasta los 3 meses, el lactante está relativamente protegido por los anticuerpos de su mamá; luego, ciertos agentes favorecen esta enfermedad. Estos atacan especialmente a los niños más pequeños, antes de los 6 años.

Los bebés que son llevados a guarderías son, con frecuencia, los más comunmente afectados con respecto a aquellos que permanecen en sus bogares. También es responsable el tabaquismo del medio ambiente, en especial, el materno.

Cuales son los principales factores complices para la rinofaringitis

Los primeros episodios de rinofaringitis representan para la madre la ocasión de descubrir la enfermedad y aprender del médico los cuidados indispensables. De esa manera, con posterioridad, u n a nariz con mucosidad, sin fiebre, sin tos ni dolor, que no afecta el estado general de salud, puede, habitualmente, ser tratada por una madre advertida.

En cambio, frente a una fiebre elevada o la aparición de un signo anormal (dolor de oídos, molestias respiratorias, tos ronca, vómitos, inflamación de ganglios, deterioro en el estado general), no se debe vacilar en consultar al I pediatra quien diagnosticará el origen del trastorno.