martes, 8 de enero de 2008

Las diarreas en el verano

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No es necesario viajar a países tropicales para sufrir las desagradables consecuencias de la diarrea estival. Esta patología afecta a millones de personas todos los años.


Los gérmenes que producen esta enfermedad con mayor frecuencia son las salmonellas y el bacilo coló. Mientras las primeras se encuentran sobre todo en los mariscos, la nata, los huevos y ciertas carnes, el segundo se transmite habitualmente a través del agua y las verduras mal lavadas.


La salmonellosis tiene un periodo de incubación que oscila entre las 2 y las 36 horas. Los dolores intestinales son muy intensos y la diarrea —muy copiosa— suele acompañarse de la expulsión de sangre. Puede haber fiebre y vómitos; el decaimiento suele ser muy acentuado.


Para evitar el el colera en verano y estas peligrosas diarreas, es necesario beber abundantes líquidos, no sin antes tomar ciertas precauciones: si no es posible conseguir agua mineral envasada, es aconsejable que, antes de beber agua del grifo, se la hierva durante 10 minutos o que por cada litro se le agregue 5 ó 10 gotas de lejía o un poco de tintura de yodo al 2%.


Las diarreas de los niños en el verano


De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, si el viajero se encontrara en un hotel, puede beber agua del grifo, siempre que sus manos no puedan soportar su temperatura, en este caso, tampoco habrán resistido los gérmenes. En cuanto al agua embotellada, debes exigir que la abran en tu presencia.


No siempre el hielo nos ofrece todas las garantías de que ha sido fabricado con agua potable, por eso, es preferible abstenerse de agregarlo a las bebidas y refrescos.


Por lo general, las diarreas no complicadas se solucionan solas y no suelen requerir ningún tratamiento especial. Sin embargo, en los niños pequeños suelen ser muy peligrosas y es necesario tratar por todos los medios de prevenir la deshidratación. No está de más llevar en la maleta algún sobre de suero oral.


El mismo contiene las sales necesarias para un litro de agua. En el caso de no disponer de este preparado, se puede agregar a esta cantidad de agua una pizca de sal, otra de bicarbonato, el sumo de dos limones grandes y cuatro cucharitas de azúcar.


Las cantidades que se necesitan dependen de la gravedad del caso y del grado de deshidratación. Si ésta se acompañara de fiebre alta o hubiera sangre o mucosidad en las heces, puede tratarse de una fiebre tifoidea o de una disentería bacilar o amebiana. Por eso, en este caso es necesario concurrir lo antes posible a un medio hospitalario.


La Organización Mundial de la Salud recuerda que ciertos parásitos como la giardia lamblia o la entamoeba histolítica son resistentes a la acción de la lejía. Por eso, en las zonas donde abundan estos parásitos, las bebidas más recomendables son las infusiones preparadas con agua hervida, las aguas minerales envasadas y las gaseosas.


Cabe recordar que también es necesario utilizar agua hervida para la higiene dental.

 

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