miércoles, 4 de marzo de 2009

El sol y el calor en las vacaciones

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La delicada piel de los bebés es especialmente propensa a sufrir quemaduras debidas a los rayos solares. Por eso, se los debe exponer al sol de forma paulatina. Al principio, no deben estar más de cinco o diez minutos.



Luego, les protegeremos con una sombrilla, que se colocará en un lugar fresco, donde corra la brisa. Los niños más grandecitos no tomarán el sol más de media hora diaria. Luego, se les cubrirá con un gorro y una camiseta de algodón.



Cuando un niño ha sufrido un "golpe de calor" o una insolación, debido a la intensa dilatación de los capilares de la piel, presenta un aspecto abotargado. La pérdida de líquidos por la transpiración determina una deshidratación más o menos intensa y no es raro que la víctima presente fiebre alta, dolor de cabeza, mareos, vértigos, náuseas y vómitos.



Como cuidarse del sol y el calor en las vacaciones



Si tu hijo se hallara en esta situación, debes actuar de forma rápida y decidida. Ante todo, no dudes en darle un baño de agua fría que le ayude a bajar la temperatura. Luego, acuéstalo en una habitación fresca.



El aire acondicionado o un ventilador favorecerán la evaporación cutánea del sudor, lo cual contribuirá a enfriarlo. Para reponer las pérdidas de líquidos y sales, ofrécele abundantes zumos o agua mineral.

Las vitaminas para los niños

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Cuando están en pleno período de crecimiento, los niños deben recibir alimentos frescos que les garanticen un aporte vitamínico completo. No siempre la falta de vitaminas produce enfermedades fácilmente diagnosticables, como en el caso del escorbuto o el raquitismo.



A veces, muchos niños, aparentemente sanos, padecen deficiencias vitamínicas que no llegan a manifestarse clínicamente, pero que debilitan su salud.



Para que los chavales puedan disfrutar a tope de las propiedades de las frutas y verduras es fundamental adquirir —insistamos—aquellas que sean propias de cada estación. En el momento de la compra, es necesario tener en cuenta que no siempre el tamaño y el color son un buen indicio del valor nutritivo. Por eso, lo principal es elegir aquellos productos que se vean frescos, con el brillo y el color propios de cada clase. La piel de la ftura debe estar limpia y sana.



La afirmación de que las vitaminas se hallan en la piel es un mito que se debe desterrar. Es mejor comer la fruta pelada, ya que el consumo de la piel puede presentar el riesgo de ingerir con ella productos químicos del tipo de los plaguicidas. Como además pasan por muchas manos, es aconsejable lavarlas cuidadosamente antes de pelarlas.



Para que las frutas y verduras que consuma le gente menuda conserven todas sus vitaminas, no conviene comprar más cantidad que la que se pueda consumir en dos o tres días. Mientras el frío no afecta su valor nutritivo, el calor lo disminuye. Siempre que sea posible, los niños deben comer dos o tres piezas diarias. Para cubrir las necesidades de vitamina C, una de ellas debe pertenecer al grupo de los cítricos.



Cuales son las mejores vitaminas para los niños



Las vitaminas se conservarán mejor si se come la fruta fresca. En el caso de prepararla como macedonia, para que se conserve en óptimas condiciones, conviene agregarle un poco de zumo de limón. Cabe recordar que, aunque tanto las frutas deshidratadas —higos secos, pasas y orejones— como los dátiles, son una buena fuente de minerales y de azúcar, pierden gran parte de las vitaminas.



Muchos niños —sobre todo si se encuentran al pie del frutal— son muy aficionados a consumir fruta verde. Cuando todavía no ha madurado lo suficiente, la fruta contiene grandes cantidades de celulosa, un tipo de fibra que se digiere mal y que puede ocasionarles diarreas, dolor abdominal y otros trastornos digestivos.



Una buena forma de ofrecerles fruta a los chavales —siempre que se la sirva recién preparada— es en forma de batidos de leche o yogur. También queda muy bien acompañando gelatinas y diversos tipos de tartas.



Para que las verduras conserven todo su valor vitamínico, siempre que sea posible se las debe cocinar con la cascara. Si se las hirviera, hay que colocarlas en una cacerola con muy poca agua y, de ser posible, se las cocerá al vapor. También se recomienda cortarlas en trozos grandes, de modo que, disminuya la superficie de contacto con el agua.



Casi todas las verduras se pueden consumir crudas, preparadas en deliciosas ensaladas. De este modo se consevan todas las vitaminas y minerales. Para aumentar su valor nutritivo se les puede agregar yogur o queso cortado en daditos que aportarán calcio y vitaminas A y D. Como guarnición resultan un complemento ideal para acompañar diversos tipos de carnes y pescados.

 

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