Problemas de digestion en verano

Con la impaciencia que los caracteriza, luego de comer opíparamente los niños suelen meterse en el agua, sin esperar un tiempo prudencial. Esta actitud despreocupada puede acarrearles más de un desagradable accidente, que puede llegar hasta el colapso circulatorio.

En pleno proceso digestivo, el corazón envía al estómago y el intestino un importante caudal de sangre.

Problemas de digestión de los niños en verano

Un estímulo enérgico, como una zambullida, puede paralizar la actividad digestiva por un mecanismo reflejo, que se acompaña de trastornos de la circulación periférica y causar indigestion.

Por eso, para meterse en el agua después de comer es aconsejable esperar unas dos horas si la comida ha sido normal y tres si ha sido copiosa.